Este cabo destaca por el color blanquecino de la roca que lo sustenta, lo extremadamente azul del agua y por las numerosas cuevas naturales en su base. En él, se encuentra ubicado el castro del mismo nombre que forma parte del grupo de grandes castros marítimos del occidente astur. Este poblado posee un excelente dominio visual de la rasa costera, de los valles y de los sistemas montañosos que lo rodean. Estuvo habitado desde el s. VII a. C hasta el s. II d. C, es decir, en época astur y en época romana. Además de conocer esta joya del patrimonio arqueológico, se puede disfrutar de un mirador natural con amplias perspectivas sobre la costa occidental asturiana y parte de la mariña lucense.