El río Mazo y sus afluentes, los arroyos de Penedois y Gumio, a la altura del pueblo de Penadecabras se deslizan muy saltarines, con algún que otro remanso, donde seguro se bañan las xanas (las hadas del agua) la mágica noche de S. Juan, y luego reposan a la sombra de los tejos (árbol sagrado y milenario) del bosque. Se pueden disfrutar más de media docena de cascadas en este bello rincón, combinación de la roca y la fuerza del agua, rodeadas de rica flora y fauna autóctona.
Un lugar tranquilo y un poco escondido del Paraíso Astur. Un lugar puro y no alterado por la mano del hombre. El arrullador sonido del agua y la magia del lugar, cautivan a quien lo visita.